Pasaron dos meses desde la boda de Lobo y Amalia, fueron dos meses de paz y tranquilidad, Lobo se convirtió en el rey, pero por su buena destreza le pidieron que no se retirara del grupo de los Centinelas, decidió quedarse para proteger el reino.
Evangelyne y Tristepin estaban paseando por el parque.
-Tristepin. -Dijo Evangelyne con un tono bastante serio. - Tengo que decirte una cosa importante.
Tristepin, por su tono se asustó bastante. - ¿Qué ocurre, Eva?
Evangelyne mostró una sonrisa tranquilizadora y dijo. - Estoy embarazada.
A Tristepin lo cogió un patatús de la emoción en medio del parque, Evangelyne lo cogió en brazos y se lo llevó a casa.
Cleophee estaba paseándose por el parque, se sentó en un banco a tomar el aire. Pasaba por allí Apolor, un compañero de los Centinelas, se acercó a saludarla.
- Hola Cleophee. - Dijo con una sonrisa.
- Hey... hola Apolor. - Le correspondió la sonrisa.
- ¿Quieres que te invite a un refresco o a lo que quieras?
- Estaría bien, pero no quiero aprovecharme de ti, Apolor.
- Para mi no es una molestia. - Dijo Apolor con una sonrisa.
- Venga, vale, me has convencido. -Cleophee se levantó del banco donde estaba sentada.
Los dos fueron juntos hasta una heladería, por el camino vieron a Eva llevando a Teistepin en brazos hacia su casa. Se sentaron en una mesa y pidieron dos batidos de frutos del bosque. En unos minutos se los dieron y se pasaron casi toda la tarde ahí hablando. Cuando se cansaron pagaron a medias, porque Cleophee quiso, y se fueron a pasear por las calles hasta que se hizo tarde. Fueron hasta las cabañas de los Centinelas y ahí se despidieron.
- Me lo he pasado muy bien. - Dijo Apolor.
- Sí, haha, y yo. - Dijo Cleophee con una sonrisa.
- Pues mañana nos vemos.
- Vale, hasta mañana.
Los dos se fueron hacia sus cabañas y se fueron a dormir.
En una montaña lejana del Reino Sadida, un gran castillo que desde fuera parece en ruinas pero desde dentro está como nuevo.
Una escalofriante y suave risa sonaba por el salón principal. Por la voz parecía que fuera de una niña pequeña. La sala estaba oscura, sólo se veía el brillo de una redonda bola mágica por donde se veía el Reino Sadida, el brillo iluminaba una sonrisa en la que sobresalían de ella un par de afilados colmillos.
-Hahaha... con que todos felices, ¿eh? Esta felicidad no os durará mucho...
La bola mágica se apagó y la poca luz desvaneció, la sala quedó completamente oscura.
Evangelyne y Tristepin estaban paseando por el parque.
-Tristepin. -Dijo Evangelyne con un tono bastante serio. - Tengo que decirte una cosa importante.
Tristepin, por su tono se asustó bastante. - ¿Qué ocurre, Eva?
Evangelyne mostró una sonrisa tranquilizadora y dijo. - Estoy embarazada.
A Tristepin lo cogió un patatús de la emoción en medio del parque, Evangelyne lo cogió en brazos y se lo llevó a casa.
Cleophee estaba paseándose por el parque, se sentó en un banco a tomar el aire. Pasaba por allí Apolor, un compañero de los Centinelas, se acercó a saludarla.
- Hola Cleophee. - Dijo con una sonrisa.
- Hey... hola Apolor. - Le correspondió la sonrisa.
- ¿Quieres que te invite a un refresco o a lo que quieras?
- Estaría bien, pero no quiero aprovecharme de ti, Apolor.
- Para mi no es una molestia. - Dijo Apolor con una sonrisa.
- Venga, vale, me has convencido. -Cleophee se levantó del banco donde estaba sentada.
Los dos fueron juntos hasta una heladería, por el camino vieron a Eva llevando a Teistepin en brazos hacia su casa. Se sentaron en una mesa y pidieron dos batidos de frutos del bosque. En unos minutos se los dieron y se pasaron casi toda la tarde ahí hablando. Cuando se cansaron pagaron a medias, porque Cleophee quiso, y se fueron a pasear por las calles hasta que se hizo tarde. Fueron hasta las cabañas de los Centinelas y ahí se despidieron.
- Me lo he pasado muy bien. - Dijo Apolor.
- Sí, haha, y yo. - Dijo Cleophee con una sonrisa.
- Pues mañana nos vemos.
- Vale, hasta mañana.
Los dos se fueron hacia sus cabañas y se fueron a dormir.
En una montaña lejana del Reino Sadida, un gran castillo que desde fuera parece en ruinas pero desde dentro está como nuevo.
Una escalofriante y suave risa sonaba por el salón principal. Por la voz parecía que fuera de una niña pequeña. La sala estaba oscura, sólo se veía el brillo de una redonda bola mágica por donde se veía el Reino Sadida, el brillo iluminaba una sonrisa en la que sobresalían de ella un par de afilados colmillos.
-Hahaha... con que todos felices, ¿eh? Esta felicidad no os durará mucho...
La bola mágica se apagó y la poca luz desvaneció, la sala quedó completamente oscura.
Jajajajajajajaaaaa
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