Un día el Reino Sadida, mientras todos entrenaban, recibió una carta, ésta era para todos y cada uno de los ciudadanos. En la carta decía...
"Querido Reino Sadida.
Os enviamos esta carta para que sepais cuando debeis estar listos para la batalla, no nos gustaría pillaros desprevenidos, eso sería demasiado fácil.
La batalla empezará dentro de 30 días, ni un día más ni un día menos.
Nos vemos."
Ya que sabían el día exacto de cuando les atacarían todos se pusieron a entrenar el doble para estar bien preparados para la batalla.
El día de la batalla llegó, todos parecían seguros de lo que hacían, nadie se echó atrás en el último momento, todos estaban en filas, juntos formaban un gran ejército, delante de todo la reina Amalia y el rey Lobo, detrás Evangelyne, Tristepin, Cleophee, detrás de éstos estaban Nature, Nowa y Guildark, detrás todos los ciudadanos, pero delante de éstos estaba Yugo, por si acaso les atacaban por sorpresa desviar el ataque con sus portales y que no quedara nadie herido, al final del todo y por las murallas estaban los centinelas, preparados para cuando llegasen los enemigos.
Vieron aparecer lejos de ellos a una niña, que cada vez se acercaba más a ellos, se trataba de Remilia, cuando llegó a unos tres metros de distancia se detuvo. Al verla tan cerca unos cuantos se sintieron amenazados y prepararon las armas por si en caso de ataque sorpresa poder defenderse.
-Hoy es el día.- Dijo Remilia. -Os advertimos de eso pero no de como serían los combates.
Un aura oscura rodeo a los que estaban por delante llegando hasta Nature, Nowa y Guildark.
-Vosotros os venís conmigo.- Dijo Remilia chasqueando los dedos y desapareciendo al momento.
Todos se quedaron mirando a ver donde se habían ido, pero no había ni rastro. No mucho más tarde empezaron a oír el sonido que hacen los mosquitos al volar.
-Mirad allí, a lo lejos.- Señaló un sadida del ejército.
Se acercaba un ejército de mosquitos gigantes, seguramente los enviaron los demonios, obviamente no iban a dejar a nadie sin pelea.
-¡Tenemos que tener cuidado, no sabemos de lo que son capaces!- Gritó el capitán de los centinelas alertando a su ejército.
A la señal del capitán los arqueros dispararon hacia los enemigos, no sirvió de mucho, al parecer su piel era dura, tanto que algunas de las flechas llegaron a rebotar.
Los ocho desaparecidos despertaron en una sala de un castillo, no habían ventas para ver el exterior, las únicas salidas eran seis pasillos.
-¿Do-donde estamos?- Dijo Nature mirando a su alrededor.
-Puede que estemos en su castillo... - Le respondió Nowa.
-Y hay seis pasillos, cada uno llevará a una sala distinta.- Dijo Lobo mirando por uno de los pasillos para ver si podía ver algo.
-Supongo que ahora tendremos que separarnos... - Dijo Amalia preocupada.
-Pero habrán unos cuantos que irán juntos, ya que somos ocho.- Dijo Tristepin.
-En mi opinión los que deberían ir juntos son los niños.- Dijo Evangelyne.
Todos afirmaron que fueran ellos juntos, ya que eran los más débiles y así podían ayudarse.
-Ahora sólo falta una cosa, venid, juntémonos todos en un círculo.- Dijo Cleophee.
Todos se juntaron en un círculo, pasando sus brazos por encima de los hombros del que tenían al lado.
-Esto lo solía hacer con mi banda, siempre nos daba buena suerte, vamos a prometer que regresaremos al reino.- Dijo Cleophee sonriente.
-Juramos que al terminar con esta guerra vamos a volver sanos y salvos al Reino.- Dijeron todos a la vez.
Terminado el juramento todos corrieron hacia el pasillo que tenían atrás, así no se quedan pensando por cuál ir ni al verse la cara les da un ataque de pena. Así van directos y firmes a la batalla. Los pasillos, una vez cruzaron todos, se cerraron, así ya no podían volver atrás, sólo podían seguir adelante.
¿Qué les esperará a cada uno al final del pasillo?
"Querido Reino Sadida.
Os enviamos esta carta para que sepais cuando debeis estar listos para la batalla, no nos gustaría pillaros desprevenidos, eso sería demasiado fácil.
La batalla empezará dentro de 30 días, ni un día más ni un día menos.
Nos vemos."
Ya que sabían el día exacto de cuando les atacarían todos se pusieron a entrenar el doble para estar bien preparados para la batalla.
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Vieron aparecer lejos de ellos a una niña, que cada vez se acercaba más a ellos, se trataba de Remilia, cuando llegó a unos tres metros de distancia se detuvo. Al verla tan cerca unos cuantos se sintieron amenazados y prepararon las armas por si en caso de ataque sorpresa poder defenderse.
-Hoy es el día.- Dijo Remilia. -Os advertimos de eso pero no de como serían los combates.
Un aura oscura rodeo a los que estaban por delante llegando hasta Nature, Nowa y Guildark.
-Vosotros os venís conmigo.- Dijo Remilia chasqueando los dedos y desapareciendo al momento.
Todos se quedaron mirando a ver donde se habían ido, pero no había ni rastro. No mucho más tarde empezaron a oír el sonido que hacen los mosquitos al volar.
-Mirad allí, a lo lejos.- Señaló un sadida del ejército.
Se acercaba un ejército de mosquitos gigantes, seguramente los enviaron los demonios, obviamente no iban a dejar a nadie sin pelea.
-¡Tenemos que tener cuidado, no sabemos de lo que son capaces!- Gritó el capitán de los centinelas alertando a su ejército.
A la señal del capitán los arqueros dispararon hacia los enemigos, no sirvió de mucho, al parecer su piel era dura, tanto que algunas de las flechas llegaron a rebotar.
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Los ocho desaparecidos despertaron en una sala de un castillo, no habían ventas para ver el exterior, las únicas salidas eran seis pasillos.
-¿Do-donde estamos?- Dijo Nature mirando a su alrededor.
-Puede que estemos en su castillo... - Le respondió Nowa.
-Y hay seis pasillos, cada uno llevará a una sala distinta.- Dijo Lobo mirando por uno de los pasillos para ver si podía ver algo.
-Supongo que ahora tendremos que separarnos... - Dijo Amalia preocupada.
-Pero habrán unos cuantos que irán juntos, ya que somos ocho.- Dijo Tristepin.
-En mi opinión los que deberían ir juntos son los niños.- Dijo Evangelyne.
Todos afirmaron que fueran ellos juntos, ya que eran los más débiles y así podían ayudarse.
-Ahora sólo falta una cosa, venid, juntémonos todos en un círculo.- Dijo Cleophee.
Todos se juntaron en un círculo, pasando sus brazos por encima de los hombros del que tenían al lado.
-Esto lo solía hacer con mi banda, siempre nos daba buena suerte, vamos a prometer que regresaremos al reino.- Dijo Cleophee sonriente.
-Juramos que al terminar con esta guerra vamos a volver sanos y salvos al Reino.- Dijeron todos a la vez.
Terminado el juramento todos corrieron hacia el pasillo que tenían atrás, así no se quedan pensando por cuál ir ni al verse la cara les da un ataque de pena. Así van directos y firmes a la batalla. Los pasillos, una vez cruzaron todos, se cerraron, así ya no podían volver atrás, sólo podían seguir adelante.
¿Qué les esperará a cada uno al final del pasillo?
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