- Vale, pero que sea solo un ratito, como has prometido.- Dijo Flandre mientras abría la puerta.
Al abrir la puerta inmediatamente sintió su presencia salir de aquel cuarto, tan rápidamente que ni siquiera llegó a verlo.
- Ara ara, si que tiene prisas.- Dijo mientras volvía con los demás.
Cansado de esperar a que se abriera por sí sola o encontrar algún mecanismo, Lobo, de un par de patadas, tiró la puerta abajo.
- Je, pues no era tan difícil. - Dijo con una sonrisa, aunque le duró poco al ver quién se encontraba dentro de la sala.
Allí dentro se encontraba, plantado y con los brazos cruzados, Antares,
- ¿No has visto que la puerta estaba cerrada? No debiste entrar.- Le dijo a Lobo sin cambiar de posición.
- Solo quiero seguir, no tenemos por qué pelear, como rey del Reino Sadida debo proteger a todos los que residen en él, rendiros y no tendremos que pelear.
Antares se quedó callado, Lobo miró al otro lado de la sala, la puerta que permitía continuar estaba abierta, así que corrió hacia ella, pero cuando estuvo a punto de pasar por ella unas llamas le bloquearon el camino y se detuvo en seco. El rey miró a su enemigo de forma calmada, al parecer no iba a dejarlo continuar sin antes haberle vencido.
Al mismo tiempo, Lobo disparó una flecha de hielo, que bloqueó la esfera de fuego de Antares.
Éste último se balanceó rápidamente sobre Lobo, rodeó sus puños de fuego e intentó golpearlo. Lobo, gracias a su agilidad, conseguía esquivarlos moviéndose en todas direcciones.
Lobo dio un salto atrás, ahora era su turno de atacar, disparó varias flechas seguidas. Antares esquivaba las flechas de hielo, y las normales se quemaban al colisionar con él.
- Pareces ser un digno oponente.- Le dijo Antares a Lobo.
- Lo mismo digo.- Respondió el rey.
El demonio de fuego a alta velocidad, placó contra Lobo, llevándolo contra la pared, Lobo apuntó a su torso con tres flechas y disparó sin que se diera cuenta, se había dejado placar para poder atacarle de cerca y que lo tuviera difícil de esquivar. Las tres flechas de hielo impactaron contra su torso, Antares dio unos pasos atrás colocando ambas manos sobre su rostro. Lobo aprovechó para golpearlo en ese momento, se abalanzó sobre él, pero el enemigo tenía también buenos reflejos, cogió de la pierna a Lobo y lo lanzó hacia arriba.
En ese momento a Antares empezaron a aparecerle por todo el cuerpo rojizas escamas y el cuerpo iba asemejándose rápidamente al de un dragón.
Lobo al ver esto quiso darle una sorpresa también a su enemigo y se transformó en su forma licántropa, empezó a salirle pelo por todo el cuerpo y cada vez se asemejaba más a un enorme lobo.
Ambas bestias iban a estar igualadas, ya que el lobo es ágil y rápido, pero el dragón es pesado y tiene un cuerpo muy duro y resistente.
Lobo quiso aterrizar contra la espalda del dragón, aprovechando la velocidad de la caída, pero Antares batió sus alas fuertemente un par de veces haciendo que el licántropo se le desviara la trayectoria de aterrizaje, Lobo rebotó contra una pared y se lanzó rápidamente contra uno de los costados del dragón, pero este bloqueó el movimiento utilizando la cola, Lobo no tuvo más remedio que retroceder, no podía realizar ningún movimiento hacia adelante.
El dragón giró su largo cuello hacia lobo y abrió la boca, de esta salió una enorme llamarada, Lobo esquivaba a esta saltando del suelo a la pared y viceversa.
La pelea se alargó a unas cuantas horas más, ninguno de los dos había conseguido obtener ventaja sobre el otro.
- Eres un buen contrincante.- Dijo Lobo con una voz más ronca y salvaje al tener la forma de licántropo.
- Psé, lo mismo digo.- Le respondió Antares al licántropo entre gruñidos.
La fuerza de ambos había decrecido bastante por la larga duración de aquel combate.
Antares fue a propinarle un golpe a Lobo cuando de repente sintió una gran disminución de su fuerza y se detuvo, se estaba convirtiendo en su forma original.
Lobo aprovechó esta situación y se lanzó contra Antares, pero mientras estaba en el aire volvió a su forma élfica, al impactar contra el demonio cayeron ambos al suelo.
Mientras rodaban por el suelo seguían propinádose unos cuantos golpes, aunque no tuvieran apenas fuerza para levantarse seguían peleando.
Un momento en el que se separaron se pusieron nuevamente en pie, aunque tambaleándose.
En ese momento Lobo fue empujado contra la pared y sintió una sensación de frigidez en uno de sus costados, miró que tenía clavada una roja lanza, ¿cómo había aparecido? Su enemigo no había hecho ningún movimiento.
Miró en frente y vio a Flandre hablar con Antares, este parecía cabreado.
- ¿Por qué has interrumpido el combate? No debiste hacerlo.- Dijo Antares a Flandre.
- Es que parecía que ibas a perder, y eso no se nos está permitido.- Dijo Flandre con un tono infantil pero a la vez algo amenazante.
Lobo intentaba sacarse la lanza de su costado tirando de ella, pero ya no tenía fuerzas.
- No me gusta ganar de este modo.- Antares se dirigió hacia Lobo para ayudarle, pero Flandre le disparó un fino rayo que salió de uno de sus dedo índice, este le atravesó el torso haciendo que cayera al suelo inconsciente.
- No debemos ayudar a los malos.- Dijo haciendo pucheros, extendió la mano hacia donde estaba Lobo haciendo que la lanza le volviera liberando así a Lobo.
Al liberarlo, Lobo, cayó al suelo, la vista de Lobo cada vez estaba más nublada, pero había conseguido ver todo lo que había ocurrido, al parecer no todos son malvados, solamente están controlados por quienes tienen mayor fuerza.
Flandre se encaró a la salida de aquella sala, casi fuera chasqueó los dedos.
- Súbditos, curadlos.- Dijo esta vez con un tono más serio, saliendo después de aquel lugar dirigiéndose donde estaban los demás.
Una sombra oscura que volaba por el cielo se dirigió rápidamente donde estaban los sadida combatiendo para proteger al pueblo, aterrizó, haciendo un gran agujero en el suelo, en frente de Yugo. De un salto salió de aquel cráter, mostrando una muy amplia sonrisa de dientes puntiagudos y unos ojos de loco, color negro y pupilas blancas.
- Hola Yugo, estaba impaciente de verte.
Al abrir la puerta inmediatamente sintió su presencia salir de aquel cuarto, tan rápidamente que ni siquiera llegó a verlo.
- Ara ara, si que tiene prisas.- Dijo mientras volvía con los demás.
Cansado de esperar a que se abriera por sí sola o encontrar algún mecanismo, Lobo, de un par de patadas, tiró la puerta abajo.
- Je, pues no era tan difícil. - Dijo con una sonrisa, aunque le duró poco al ver quién se encontraba dentro de la sala.
Allí dentro se encontraba, plantado y con los brazos cruzados, Antares,
- ¿No has visto que la puerta estaba cerrada? No debiste entrar.- Le dijo a Lobo sin cambiar de posición.
- Solo quiero seguir, no tenemos por qué pelear, como rey del Reino Sadida debo proteger a todos los que residen en él, rendiros y no tendremos que pelear.
Antares se quedó callado, Lobo miró al otro lado de la sala, la puerta que permitía continuar estaba abierta, así que corrió hacia ella, pero cuando estuvo a punto de pasar por ella unas llamas le bloquearon el camino y se detuvo en seco. El rey miró a su enemigo de forma calmada, al parecer no iba a dejarlo continuar sin antes haberle vencido.
Al mismo tiempo, Lobo disparó una flecha de hielo, que bloqueó la esfera de fuego de Antares.
Éste último se balanceó rápidamente sobre Lobo, rodeó sus puños de fuego e intentó golpearlo. Lobo, gracias a su agilidad, conseguía esquivarlos moviéndose en todas direcciones.
Lobo dio un salto atrás, ahora era su turno de atacar, disparó varias flechas seguidas. Antares esquivaba las flechas de hielo, y las normales se quemaban al colisionar con él.
- Pareces ser un digno oponente.- Le dijo Antares a Lobo.
- Lo mismo digo.- Respondió el rey.
El demonio de fuego a alta velocidad, placó contra Lobo, llevándolo contra la pared, Lobo apuntó a su torso con tres flechas y disparó sin que se diera cuenta, se había dejado placar para poder atacarle de cerca y que lo tuviera difícil de esquivar. Las tres flechas de hielo impactaron contra su torso, Antares dio unos pasos atrás colocando ambas manos sobre su rostro. Lobo aprovechó para golpearlo en ese momento, se abalanzó sobre él, pero el enemigo tenía también buenos reflejos, cogió de la pierna a Lobo y lo lanzó hacia arriba.
En ese momento a Antares empezaron a aparecerle por todo el cuerpo rojizas escamas y el cuerpo iba asemejándose rápidamente al de un dragón.
Lobo al ver esto quiso darle una sorpresa también a su enemigo y se transformó en su forma licántropa, empezó a salirle pelo por todo el cuerpo y cada vez se asemejaba más a un enorme lobo.
Ambas bestias iban a estar igualadas, ya que el lobo es ágil y rápido, pero el dragón es pesado y tiene un cuerpo muy duro y resistente.
Lobo quiso aterrizar contra la espalda del dragón, aprovechando la velocidad de la caída, pero Antares batió sus alas fuertemente un par de veces haciendo que el licántropo se le desviara la trayectoria de aterrizaje, Lobo rebotó contra una pared y se lanzó rápidamente contra uno de los costados del dragón, pero este bloqueó el movimiento utilizando la cola, Lobo no tuvo más remedio que retroceder, no podía realizar ningún movimiento hacia adelante.
El dragón giró su largo cuello hacia lobo y abrió la boca, de esta salió una enorme llamarada, Lobo esquivaba a esta saltando del suelo a la pared y viceversa.
La pelea se alargó a unas cuantas horas más, ninguno de los dos había conseguido obtener ventaja sobre el otro.
- Eres un buen contrincante.- Dijo Lobo con una voz más ronca y salvaje al tener la forma de licántropo.
- Psé, lo mismo digo.- Le respondió Antares al licántropo entre gruñidos.
La fuerza de ambos había decrecido bastante por la larga duración de aquel combate.
Antares fue a propinarle un golpe a Lobo cuando de repente sintió una gran disminución de su fuerza y se detuvo, se estaba convirtiendo en su forma original.
Lobo aprovechó esta situación y se lanzó contra Antares, pero mientras estaba en el aire volvió a su forma élfica, al impactar contra el demonio cayeron ambos al suelo.
Mientras rodaban por el suelo seguían propinádose unos cuantos golpes, aunque no tuvieran apenas fuerza para levantarse seguían peleando.
Un momento en el que se separaron se pusieron nuevamente en pie, aunque tambaleándose.
En ese momento Lobo fue empujado contra la pared y sintió una sensación de frigidez en uno de sus costados, miró que tenía clavada una roja lanza, ¿cómo había aparecido? Su enemigo no había hecho ningún movimiento.
Miró en frente y vio a Flandre hablar con Antares, este parecía cabreado.
- ¿Por qué has interrumpido el combate? No debiste hacerlo.- Dijo Antares a Flandre.
- Es que parecía que ibas a perder, y eso no se nos está permitido.- Dijo Flandre con un tono infantil pero a la vez algo amenazante.
Lobo intentaba sacarse la lanza de su costado tirando de ella, pero ya no tenía fuerzas.
- No me gusta ganar de este modo.- Antares se dirigió hacia Lobo para ayudarle, pero Flandre le disparó un fino rayo que salió de uno de sus dedo índice, este le atravesó el torso haciendo que cayera al suelo inconsciente.
- No debemos ayudar a los malos.- Dijo haciendo pucheros, extendió la mano hacia donde estaba Lobo haciendo que la lanza le volviera liberando así a Lobo.
Al liberarlo, Lobo, cayó al suelo, la vista de Lobo cada vez estaba más nublada, pero había conseguido ver todo lo que había ocurrido, al parecer no todos son malvados, solamente están controlados por quienes tienen mayor fuerza.
Flandre se encaró a la salida de aquella sala, casi fuera chasqueó los dedos.
- Súbditos, curadlos.- Dijo esta vez con un tono más serio, saliendo después de aquel lugar dirigiéndose donde estaban los demás.
Una sombra oscura que volaba por el cielo se dirigió rápidamente donde estaban los sadida combatiendo para proteger al pueblo, aterrizó, haciendo un gran agujero en el suelo, en frente de Yugo. De un salto salió de aquel cráter, mostrando una muy amplia sonrisa de dientes puntiagudos y unos ojos de loco, color negro y pupilas blancas.
- Hola Yugo, estaba impaciente de verte.

Es genial... Me ha encantado jajaja Un combate digno de un buen Rey, aunque con un final que me deja algo cabreado XD
ResponderEliminarMe alegra saber que te haya gustado. *-*
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